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Oh siervo mío, el Señor, quien te hizo, quien te ayudará, dice: ¡No temas, oh Jerusalén, mis elegidos, no teman! Yo proveeré agua abundante para su sed y para sus campos resecos. Y yo derramaré mi Espíritu y mis bendiciones sobre sus hijos. Ellos prosperarán como hierba de regadío, como sauces en la ribera del río.

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